jueves, 14 de diciembre de 2006

Vivir en el Campo Hoy, es vivir en un Museo de Chile

La identidad rural esta íntimamente relacionada con la identidad chilena como tal, al menos así debería ser. Se tiene esa chilenidad por costumbre, se vive en un ambiente cotidiano, que para todo el Chile restante, es un mundo natural, autóctono, cultural y completamente identitario. Hoy vivir en el campo es vivir en un museo de historia natural de Chile.

Hasta hace un tiempo, pensar en un “chileno” significaba inmediatamente crear una imagen mental de un huaso a caballo, riendas, manta, espuelas, sombrero de paja, y en fin. Un huaso Quinchero cualquiera, o un similar como los que bailan para la Parada Militar. En su defecto surgía el ideal del roto chileno

Ahora no, identificar a un chileno es muy difícil, de hecho es fácilmente confundible con cualquier argentino, uruguayo o
peruano. Ya no existen rasgos identitarios claves que nos hagan reconocer al chileno de campo al menos. Esto obviamente es producto de la clara influencia globalizadota del los países del otro hemisferio que buscan hegemonizar no tan solo la economía, sino nuestra cultura. Esto para poder vender cada vez en forma más masiva. Pero esa es harina de otro costal, no tiene relación con el tema que no llama, y no cabe dar aquí un juicio valórico y subjetivo respecto al tema.

Sin embargo, y pese a todo, esa identidad de campo sigue latente, es verdad, algo distorsionada, con nuevos valores, pero continúa. Las ramadas aun existen, así como las fondas, tampoco deja de existir la cueca como baile nacional, de hecho se incita a aprender en las escuelas rurales. Quizás la música en general en las Fondas y Ramadas ha variado un tanto, pero no lo suficiente como para no sentir que eso es parte de Chile.
Es que a pesar de los cambios, Chile sigue teniendo ese campo, en que se pueden ver caballos, niños jugando al trompo. En fin, el cuestionamiento es que si la población de Chile, en general, siente que este escenario es en realidad su país. O si solamente se recuerda para una fecha en el año (septiembre, 18)


La gente de campo, al menos, esta convencida de que ese es el verdadero Chile, que las costumbres que aun se mantienen (en algunas áreas rurales más que en otras) son propias de nuestro país. Incluso se trata a la gente ajena al campo como “capitalinos”, o con los diferentes gentilicios de las ciudades más grandes y cercanas a los centros rurales.

Presentaremos una entrevista, realizada a una persona que esta en los dos rangos de los más orgullosos de ser chilenos, es mayor de 55 años y es mujer. Todo esto, según la Encuesta Nacional Bicentenario UC-Adimark. Su nombre es Mercedes Armijo. Y nos responde algunas preguntas respecto a su identificación con Chile.
Ante la pregunta relacionada acerca de su orgullo de ser chilena, dice: “Yo soy bien patriota, y soy de Colo-Colo”. Ella cuenta que lleva 88 años viviendo en el mismo país, y que decir de los demás, la misa región, la misma zona del país, también toda la vida. Ella nos responde que se considera orgullosa de ser chilena, que le encanta su paisaje, riquezas naturales y clima. Ella Dice: “si, yo creo que Chile es el Jaguar de Sudamérica”.

Todo esto último tiene sentido si vemos que en la encuesta Bicentenario UC-Adimark, el 85,7 % (la cifra más alta en esta pregunta) de los mayores de 55 años declaran sentirse plenamente identificados con Chile.

Pese a todo, reprueba totalmente la corrupción, las drogas y la delincuencia.

Hoy en día la población rural ha experimentado cambios irreversibles en el aspecto cultural, social, y económico. Los más afectados son los menores de 30.
El trabajo de campo se ha vuelto demasiado agotador para las nuevas generaciones que son expuesta a los medios de comunicación, los cuales les han mostrado el mundo que esta a su alrededor en su máximo esplendor. Además, esto se suma a la instalación de diversas empresas que otorgan puestos de trabajo estables (AGROSUPER, por ejemplo). Estos factores dan entre otras cosas, interés por conocer otras realidades, interés y posesión de dinero en forma regulada y constante, incentivo a los ánimos de competitividad.
Todo determina la pérdida de identidad rural, que a su vez, se vuelve una carga para enfrentar la aparentemente exitosa, y al mismo tiempo agitada y severa vida de la ciudad.

Como conclusión, debemos reflexionar acerca de que tanto valoramos, o al menos, que tanto respetamos al Chile Rural, que en algunos casos esta tan cerca. Se debe prestar especial atención al hecho de que el chileno de campo, no solo valora al Chile que experimenta directamente, sino que le da importancia, y se considera orgulloso de pertenecer a todo el país, del cual ha obtenido información por diferentes medios.

Por J. Armijo

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