jueves, 14 de diciembre de 2006

Con Destino a Milán


Chilenos que simplemente no se acostumbran a este país. Individuos que viven aquí, pero que piensan como quienes viven tras el Atlántico. Así son algunos de los estereotipos de patriotas que lo único que esperan es tomar el primer vuelo fuera de esta larga y angosta faja de tierra.

Generalmente visten Armani, Dior o Channel, tienen el Mac más caro y más moderno de la temporada, buscan todo lo que tenga que ver con lo anglosajón y son adictos a la buena mesa y a los deportes. Son la especie más extraña pero más liberal de Chile.

Se trata de aquellos nacionales que no cómodos con lo que poseen en Chile, están siempre pensando y actuando como si vivieran en el Viejo Mundo. Tradicionalmente vienen del sector ABC1, pues más que dinero, en Europa y EE.UU., buscan posición, distinción y reconocimiento.

“Acá en Chile, las oportunidades no son tan variadas, y la vida se hace más confortable en un lugar en el cual tienes más modernidad, progreso y sociedad...Allá (En EE.UU.) todo es mucho más abierto e innovador”, dice María José Pimstein, dueña y socia de la tienda de zapatos Majas, la cual se nutre únicamente de productos estadounidenses de la reconocida marca Steve Madden.

Son chilenos jóvenes, que tal como la entrevistada, optan por vidas cargadas de lujo y dinero, pero muy lejos de nuestro país, pues no se sienten para nada chilenos, y las tradiciones y costumbres que reinan nuestra idiosincrasia son para ellos un mero espectáculo sin sentido ni gusto.

Mentalidades totalmente opuestas a lo tradicional de nuestra patria, es lo que encontramos en esta clase de chilenos, más abiertos y alternativos, que buscan en la lejanía lo que en Chile jamás encontrarán: progreso, tecnología y buen gusto. Para ellos es indispensable formar parte de un círculo social, y más aún si en Chile están relegados como un grupo bastante minoritario.

Chile se les hizo pequeño, y ellos nunca se sintieron parte de él. Para ellos esta nación es sinónimo de costumbrismo, conformidad y ritualismo, en cambio el progreso y la innovación que viven fuera de Chile los hace partícipe de un sistema en el cual se integran con plena facilidad. Europa y EE.UU. son sus destinos privilegiados, y no precisamente para viajar, sino para asentarse y formar familia.

Este grupo de personas ya no se conforma con nada patriota. Tan simple como que para ellos el 18 de septiembre se celebra afuera, y lejos de la raíz que los vio nacer. La historia no los liga a la tradición chilena ni nada por el estilo, pues para ellos el sentimiento nacionalista no existe, ya que viajan de un lugar a otro y se quedan en aquel que les brinde todo lo que buscan.

Más allá de críticas e infortunios, a estos chilenos la conformidad no les sienta bien, y el conocer acerca de otras culturas y vivir “a concho” todo lo relacionado con ellas, significa un paso importante en los desarrollos y logros personales de cada quien. Su visión del mundo es mil veces más desarrollada que la de cualquier chileno que jamás ha pensado en viajar siquiera a Argentina. Tienen un gusto increíble para ciertas materias, como son la gastronomía, la decoración y el vestuario.

Así entonces, se desarrolla en Chile una nueva gama de individuos que buscan fuera de nuestro territorio, acrecentar su poderío y lograr metas que acá son casi imposibles. Vivirán siempre pensando en lo último que se está llevando en París o Milán, pero jamás su preocupación estará del lado del blanco, azul y rojo de nuestra costumbre nacional.

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