jueves, 14 de diciembre de 2006

Soñando a ser Campeones del Mundo Una Batalla desigual que nos gusta emprender

El fútbol es sin duda el deporte insigne de los chilenos, ya forma parte de nuestra cultura, lo tampoco nos hace muy diferentes a otros países latinoamericanos. Sin embargo, Chile no fue concebido para el fútbol, pero agentes externos como los medios de comunicación, y nuestro propio orgullo nacional, nunca nos permitirá dejarlo ir.

Santiago, Chile. Fin de semana, Francisco Villavicencio, chileno, se encuentra con Diego Méndez, ciudadano uruguayo. Si no se trata de un chileno extraño, la reacción será de indiferencia, neutralidad, y en el caso de un chileno de horizontes amplios, entonces incluso se entablará una conversación amistosa para conocer acerca del otro país, enterarse de sus tradiciones, costumbres. etc. Sin embargo, si esta misma situación se da a dos días de un partido eliminatorio decisivo para un mundial, la respuesta de Francisco es completamente distinta. Surge un rechazo natural, y se crean miles de argumentos (no todos verosímiles) que apuntan a defectos, deficiencias, imperfecciones del hermano país. ¿Por qué?

Estudiemos analíticamente el caso, Uruguay es un país completamente indiferente para Chile, quiero decir, no es una nación que despierte el interés del chileno común.

Esta neutralidad tiene su origen, por ejemplo: no ha tenido un conflicto bilateral de trascendencia con Chile, en ninguna de las guerras que ha tenido nuestro país, Uruguay, ha estado inmiscuido, y la población uruguaya no es más cercana con la chilena, que con la de otro país de Sudamérica. En consecuencia, un uruguayo no debería ser una presencia molesta para nadie. Pero esto no es tomado en cuenta en vísperas de un partido eliminatorio. El apoya al equipo que puede sacar a Chile del Mundial, el es malo. Ese es todo el razonamiento.

La respuesta es producto de la pasión por el fútbol, o más bien, la pasión por lo que Chile puede representar ante el mundo, en el fútbol. Ellos representan a Chile, ellos son Chile.

Lo que en realidad ocurre es que el chileno responde agresivamente ante la posibilidad de derrota, incluso antes que esta ocurra. Miedo al fracaso. Temor a sentirse inferiores en un contexto socio-económico donde, se supone, si estamos siendo campeones. Esto quiere decir que hay algo detrás de participar en un mundial de fútbol.

Existe el deseo paralelo, además del mero y sabroso triunfo en un evento deportivo, de exhibir nuestra superioridad como país en todas las esferas. Luchando por ser los mejores siempre y en todo, muy acorde con el modelo exitista impuesto, y rápidamente adoptado por la población latinoamericana.

Esto nos hace recordar el obstinado interés de Adolf Hitler por demostrar la superioridad alemana ante las demás naciones, en los Juegos Olímpicos de 1936, Y también dejar en claro que podía ganar en todo.

Pero cabe preguntarse aun más profundamente, el origen de este creciente fervor y pasión por la Selección Nacional. Saber que hizo que las ciudades de Francia se vieran invadidas por cientos de hinchas chilenos en 1998. Es verdad, antes ocurría también, pero en los últimos 15 años ha sido un fenómeno que va en constante auge.

Es importante identificar al hincha, al apasionado por “La Roja”, el que se preocupa. Cuando hablamos de hincha no estamos hablando de un individuo limitado a un grupo en particular, ya sea este social, religioso o incluso político, o limitado a un territorio, sino a una identidad amorfa que se unifica con el sincero deseo de prestarle apoyo a Chile, en su forma de Selección de fútbol.

Este ferviente apoyo, no obstante, esta íntimamente relacionado con la serie cambios que ha ocasionado la fuerte influencia del mercado en el actuar social. Es interesante analizar una de las premisas planteadas por Eduardo Santa Cruz, en su ensayo “Fútbol y nacionalismo de mercado en el Chile actual”, que señala que se ha producido un cambio desde el hincha de antaño que va al estadio, grita como un loco y tiene un solo objetivo claro, al espectador-consumidor, que se limita a hacer todos los arreglos necesarios para degustarse viendo los partidos de la forma más cómoda, y consumiendo lo que le dice el medio que le entrega dicha comodidad.

Esto quiere decir que la labor de acrecentar la convocatoria a las instancias futbolísticas fundamentalmente radican en la publicidad de las empresas involucradas, en la prensa deportiva y los medios en general, los que inundan su programación con la temática. Un ejemplo concreto es el papel que cumple Coca-Cola en toda esta operación. Autoproclamada “primera hincha de la Roja” convierte sus spots publicitarios en verdaderas arengas patrióticas. Como dijimos, este discurso construye una idea de nación cuya característica central es la capacidad de competir con cualquiera en cualquier ámbito.

Tenemos los casos prácticos de como la presencia de la selección chilena en el
Mundial de Francia significó un aumento del 30% en la venta de televisores durante
el segundo trimestre de ese año, en relación con 1997. Otro caso que se cita para ese mismo período es la venta de balones de fútbol, la cual se cuadruplicó respecto del año anterior (Diario La Tercera, julio de 2000).

¿Que hace más importante al fútbol en relación a otros deportes? Es sabido que a pesar de tener un par de estrellas futbolísticas, el fútbol no es el fuerte de Chile, esa no es una sorpresa, para estos efectos tan solo basta compararlo con el tenis. Sin embargo, continua la insistencia por que Chile sea algo a nivel internacional, ya sea club o selección, futbolísticamente hablando, claro esta.

La respuesta es la clara identificación popular con este deporte. Recordemos que la generalidad de los chilenos han estado vinculados, de una u otra forma, con algún club. Estos, desde los inicios, ya sea en el campo o en la ciudad, se conforman por conocidos, vecinos y familiares, los cuales se organizan con el fin de jugar fútbol. En una primera etapa los roles de entrenador, dirigente y jugador son confundidos y desempeñados por las mismas personas. Esto hace que la gente forme parte del fútbol, se identifique con el, y en fin, ame el fútbol.

Y pesar de no ser geniales como Brasil, o imponentes como Argentina, Chile, mantiene su empuje y deseo firme de triunfar, el cual año tras año, y pese a las decepciones, es alimentado con esmero por los medios de comunicación (publicidad) y la esperanza del pueblo chileno que espera.


Muchas Gracias.
Por J. Armijo